1.
Nuestra casa común es también como una
hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos
acoge entre sus brazos. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a
causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en
ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores,
autorizados a expoliarla. Olvidamos que nosotros mismos somos tierra.
(cf. Gn 2,7).
2.
Los progresos científicos más
extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento
económico más prodigioso, si no van acompañados por un auténtico progreso
social y moral, se vuelven en definitiva contra el hombre.
3.
El desafío urgente de proteger nuestra
casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la
búsqueda de un desarrollo sostenible e integral.
4.
Necesitamos una solidaridad universal
nueva.
5.
El cambio es algo deseable, pero se
vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad
de vida de gran parte de la humanidad.
6.
Se advierte una creciente sensibilidad
con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y
dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta.
7.
La tecnología que, ligada a las
finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de hecho suele ser
incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre las
cosas, y por eso a veces resuelve un problema creando otros.
8.
Los problemas derivados de la
contaminación producida por los residuos están íntimamente ligados a la cultura
del descarte.
9.
El sistema industrial, al final del
ciclo de producción y de consumo, no ha desarrollado la capacidad de absorber y
reutilizar residuos y desechos.
10. El clima es un bien común, de todos y para todos.
11. Nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático.
12. La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar
cambios de estilos de vida, de producción y de consumo.
13. Este siglo podría ser testigo de cambios climáticos inauditos y de una
destrucción sin precedentes de los ecosistemas.
14. Muchos pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos
relacionados con el calentamiento.
15. Muchos de aquellos que tienen más
recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en
enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas.
16. Agotamiento de los recursos naturales.
17. Ya se han rebasado ciertos límites máximos de explotación del planeta,
sin que hayamos resuelto el problema de la pobreza.
18. El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia,
porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas
terrestres y acuáticos. Por eso es preocupante la pobreza del agua social.
19. Avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso.
20. El problema del agua es en parte una cuestión educativa y cultural.
21. No se pueden ignorar los enormes intereses económicos internacionales.
22. El crecimiento de los últimos dos siglos no ha significado en todos sus
aspectos un verdadero progreso integral y una mejora de la calidad de vida.
23. El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos. De hecho,
el deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los
más débiles del planeta.
24. No suele haber conciencia clara de los problemas que afectan
particularmente a los excluidos. Hoy no podemos dejar de reconocer que un
verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que
debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para
escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres.
25. La inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros, y
obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales.
26. La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento
de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica.
27. En el cambio climático hay responsabilidades diversificadas.
28. Hace falta construir liderazgos que marquen caminos.
29. Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites
infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas.
30. Llama la atención la debilidad de la reacción política internacional. El
sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el
fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente. Hay demasiados intereses
particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el
bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos.
31. La degradación ambiental y la degradación humana y ética están
íntimamente unidas.
32. Es necesario entrar en diálogo hacia respuestas integrales.
33. El actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista.
34. Los cristianos, en particular, descubren que su cometido dentro de la
creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de
su fe.
35. La existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales
estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra.
36. Existe una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la
naturaleza. Esta responsabilidad ante una tierra que es de Dios implica que el
ser humano, dotado de inteligencia, respete las leyes de la naturaleza y los
delicados equilibrios entre los seres de este mundo.
37. Prioridad del ser sobre el ser útiles.
38. Todo está relacionado, por lo que el auténtico cuidado de nuestra propia
vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la
fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás. Todo está conectado. Por
eso se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia
los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la
sociedad.
39. La acción de la Iglesia no sólo intenta recordar el deber de cuidar la
naturaleza, sino que al mismo tiempo debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo.
40. El fin último de las demás criaturas no somos nosotros.
41. Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su
desmesurado cariño hacia nosotros. Toda la naturaleza, además de manifestar a
Dios, es lugar de su presencia. El descubrimiento de esta presencia estimula en
nosotros el desarrollo de las virtudes ecológicas.
42. Conformamos una especie de familia universal.
43. Es verdad que debe preocuparnos que otros seres vivos no sean tratados
irresponsablemente. Pero especialmente deberían exasperarnos las enormes
inequidades que existen entre nosotros.
44. Todo planteo ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga
en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados.
45. El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad
y responsabilidad de todos.
46. Jesús vivía en armonía plena con la creación, y los demás se asombraban.
47. El mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la
inclusión social.
48. La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas
urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la
degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la
contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política,
un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una
resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático.
49. El antropocentrismo moderno, paradójicamente, ha terminado colocando la razón
técnica sobre la realidad.
50. La forma correcta de interpretar el concepto del ser humano como « señor
» del universo consiste en entenderlo como administrador
responsable.
51. No habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano.
No hay ecología sin una adecuada antropología. No se puede proponer una
relación con el ambiente aislada de la relación con las demás personas y con
Dios.
52. Es necesario que se siga buscando como prioridad el objetivo del
acceso al trabajo por parte de todos.
53. La ecología estudia las
relaciones entre los organismos vivientes y el ambiente donde se desarrollan.
También exige sentarse a pensar y a discutir acerca de las condiciones de vida
y de supervivencia de una sociedad, con la honestidad para poner en duda
modelos de desarrollo, producción y consumo. No está de más insistir en que
todo está conectado.
54. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola
y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una
aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los
excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.
55. Es necesaria una ecología económica, capaz de obligar a considerar la
realidad de manera más amplia. Porque la protección del medio ambiente deberá
constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada.
56. La ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la
humanidad en su sentido más amplio.
57. Pretender resolver todas las dificultades a través de normativas
uniformes o de intervenciones técnicas lleva a desatender la complejidad de las
problemáticas locales, que requieren la intervención activa de los habitantes.
Las soluciones meramente técnicas corren el riesgo de atender a síntomas que no
responden a las problemáticas más profundas. Hace falta incorporar la
perspectiva de los derechos de los pueblos y las culturas, y así entender que
el desarrollo de un grupo social supone un proceso histórico dentro de un
contexto cultural y requiere del continuado protagonismo de los actores
sociales locales desde su propia cultura. Ni siquiera la
noción de calidad de vida puede imponerse, sino que debe entenderse dentro del
mundo de símbolos y hábitos propios de cada grupo humano.
58. La desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la
desaparición de una especie animal o vegetal. La imposición de un estilo
hegemónico de vida ligado a un modo de producción puede ser tan dañina como la
alteración de los ecosistemas. En este sentido, es indispensable prestar
especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales.
Para ellos, la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los
antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan
interactuar para sostener su identidad y sus valores.
59. Para que pueda hablarse de un auténtico desarrollo, habrá que asegurar
que se produzca una mejora integral en la calidad de vida humana, y esto
implica analizar el espacio donde transcurre la existencia de las personas
60. Existe una «ecología del hombre» porque también el hombre posee una
naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a
su antojo.
61. Ya no puede hablarse de
desarrollo sostenible sin una solidaridad intergeneracional. Si la tierra nos
es donada, ya no podemos pensar sólo desde un criterio utilitarista de
eficiencia y productividad para el beneficio individual.
62. Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e
ironía. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente
ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida
actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes.
63. Para afrontar los problemas de fondo es indispensable un consenso
mundial.
64. La política y la empresa reaccionan con lentitud.
65. El movimiento ecológico mundial ha hecho ya un largo recorrido. No
obstante, las Cumbres mundiales sobre el ambiente de los últimos años no
respondieron a las expectativas porque, por falta de decisión política, no
alcanzaron acuerdos ambientales globales realmente significativos y eficaces. En
lo relacionado con el cambio climático, los avances son lamentablemente muy
escasos.
66. Hay responsabilidades comunes pero diferenciadas.
67. Existe un debilitamiento de poder de los Estados nacionales, sobre todo
porque la dimensión económico-financiera, de características transnacionales,
tiende a predominar sobre la política. En este contexto, se vuelve
indispensable la maduración de instituciones internacionales más fuertes y
eficazmente organizadas, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo
entre los gobiernos nacionales, y dotadas de poder para sancionar.
68. Respondiendo a intereses electorales, los gobiernos no se exponen
fácilmente a irritar a la población con medidas que puedan afectar al nivel de
consumo o poner en riesgo inversiones extranjeras. Sin la presión de la
población y de las instituciones siempre habrá resistencia a intervenir
69. Se requiere una decisión política presionada por la población. La
sociedad, a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias,
debe obligar a los gobiernos a desarrollar normativas, procedimientos y
controles más rigurosos.
70. En los ámbitos nacionales y locales siempre hay mucho por hacer, como
promover las formas de ahorro de energía. Esto implica favorecer formas de
producción industrial con máxima eficiencia energética y menos cantidad de
materia prima, quitando del mercado los productos que son poco eficaces desde
el punto de vista energético o que son más contaminantes. También podemos
mencionar una buena gestión del transporte o formas de construcción y de
saneamiento de edificios que reduzcan su consumo energético y su nivel de
contaminación. Por otra parte, la acción política local puede orientarse a la
modificación del consumo, al desarrollo de una economía de residuos y de
reciclaje, a la protección de especies y a la programación de una agricultura
diversificada con rotación de cultivos. Es posible alentar el mejoramiento agrícola
de regiones pobres mediante inversiones en infraestructuras rurales, en la
organización del mercado local o nacional, en sistemas de riego, en el
desarrollo de técnicas agrícolas sostenibles. Se pueden facilitar formas de
cooperación o de organización comunitaria que defiendan los intereses de los
pequeños productores y preserven los ecosistemas locales de la depredación. ¡Es
tanto lo que sí se puede hacer!
71. Es indispensable la continuidad.
72. .Un estudio del impacto ambiental tiene que insertarse desde el
principio y elaborarse de modo interdisciplinario, transparente e independiente
de toda presión económica o política. Debe conectarse con el análisis de las
condiciones de trabajo y de los posibles efectos en la salud física y mental de
las personas, en la economía local, en la seguridad… Es necesaria una inversión
mayor para resolver efectos indeseables que puedan ser corregidos. Siempre es
necesario alcanzar consenso entre los distintos actores sociales, siempre
teniendo en cuenta que en la mesa de discusión deben tener un lugar
privilegiado los habitantes locales. La participación requiere que todos sean
adecuadamente informados de los diversos aspectos y de los diferentes riesgos y
posibilidades, y no se reduce a la decisión inicial sobre un proyecto, sino que
implica también acciones de seguimiento o monitorización constante. Hace falta
sinceridad y verdad en las discusiones científicas y políticas, sin reducirse a
considerar qué está permitido o no por la legislación. Y que las decisiones se
basen en una comparación entre los riesgos y los beneficios hipotéticos que
comporta cada decisión alternativa posible.
73. Hay cuestiones que deben tener prioridad. Por ejemplo, sabemos que el
agua es un recurso escaso e indispensable y es un derecho fundamental que condiciona
el ejercicio de otros derechos humanos. Eso es indudable y supera todo análisis
de impacto ambiental de una región.
74. La rentabilidad no puede ser el único criterio a tener en cuenta.
75. invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades
particulares o las ideologías no afecten al bien común.
76. La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a
los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en
el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en
diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la
vida humana.
77. No se afronta con energía el problema de la economía real.
78. Dentro del esquema del rédito no hay lugar para pensar en los ritmos de
la naturaleza.
79. Tenemos que convencernos de que desacelerar un determinado ritmo de
producción y de consumo puede dar lugar a otro modo de progreso y desarrollo.
80. La diversificación productiva da amplísimas posibilidades a la
inteligencia humana para crear e innovar, a la vez que protege el ambiente y
crea más fuentes de trabajo.
81. Ha llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento en algunas partes del
mundo aportando recursos para que se pueda crecer sanamente en otras partes.
82. Necesitamos cambiar el modelo de desarrollo global,
lo cual implica reflexionar responsablemente sobre el sentido de la economía y
su finalidad. Simplemente se trata de
redefinir el progreso. Un desarrollo tecnológico y económico que no deja un
mundo mejor y una calidad de vida integralmente superior no puede considerarse
progreso. Por otra parte, muchas veces la calidad real de la vida de las
personas disminuye –por el deterioro del ambiente, la baja calidad de los
mismos productos alimenticios o el agotamiento de algunos recursos– en el
contexto de un crecimiento de la economía.
83. Las empresas obtienen ganancias calculando y pagando una parte ínfima de
los costos.
84. Necesitamos una política que
piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral,
incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la
crisis. Una estrategia de cambio real exige repensar la totalidad de los
procesos, ya que no basta con incluir consideraciones ecológicas superficiales
mientras no se cuestione la lógica subyacente en la cultura actual.
85. Se espera que la política y la economía encuentren formas de interacción
orientadas al bien común.
86. La gravedad de la crisis ecológica nos exige a todos pensar en el bien
común y avanzar en un camino de diálogo que requiere paciencia, ascesis y generosidad,
recordando siempre que la realidad es superior a la idea.
87. Muchas cosas tienen que
reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar.
88. El consumismo obsesivo es el
reflejo subjetivo del paradigma tecnoeconómico. La obsesión por un estilo de
vida consumista sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca.
89. Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana
presión sobre los que tienen poder político, económico y social. Es un hecho
que, cuando los hábitos de la sociedad afectan el rédito de las empresas, estas
se ven presionadas a producir de otra manera. Ello nos recuerda la responsabilidad
social de los consumidores. Comprar es siempre un acto moral, y no sólo
económico.
90. El destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo. Que el
nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia
ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el
aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la
alegre celebración de la vida.
91. Cuando somos capaces de superar el individualismo, realmente se puede
desarrollar un estilo de vida alternativo y se vuelve posible un cambio
importante en la sociedad.
92. Estamos ante un desafío educativo. La educación ambiental ahora tiende
también a recuperar los distintos niveles del equilibrio ecológico: el interno
con uno mismo, el solidario con los demás, el natural con todos los seres
vivos, el espiritual con Dios.
93. Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones
cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta
conformar un estilo de vida.
94. La crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior.
Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de
una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto
secundario de la experiencia cristiana.
95. A problemas sociales se responde con redes comunitarias.
96. La espiritualidad cristiana propone un crecimiento con sobriedad y una
capacidad de gozar con poco. La felicidad requiere saber limitar algunas
necesidades que nos atontan, quedando así disponibles para las múltiples
posibilidades que ofrece la vida.
97. Ya no basta hablar sólo de la integridad de los ecosistemas. Hay que
atreverse a hablar de la integridad de la vida humana, de la necesidad de
alentar y conjugar todos los grandes valores.
98. Una ecología integral implica dedicar algo de tiempo para recuperar la
serena armonía con la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de
vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y
en lo que nos rodea. Una ecología integral también está hecha de simples gestos
cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del
egoísmo.
99. El amor social es la clave de un auténtico desarrollo. Para plasmar una
sociedad más humana, más digna de la persona, es necesario revalorizar el amor
en la vida social –a nivel político, económico, cultural–, haciéndolo la norma
constante y suprema de la acción. En este marco, junto
con la importancia de los pequeños gestos cotidianos, el amor social nos mueve
a pensar en grandes estrategias que detengan eficazmente la degradación
ambiental y alienten una cultura del cuidado que impregne toda
la sociedad.
100. Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este
planeta no nos quiten el gozo de la esperanza.
Antonio Sáenz Blanco
Oración por nuestra tierra (Papa Francisco)
Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
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