Me encuentro así cuando estoy redactando estas líneas. A
caballo entre América y Europa, entre Perú y España, entre Extremadura y
Cajamarca, entre Celendín y Badajoz. La causa de la partición del corazón no es
el lugar, sino las personas que lo habitan. Ocurre que hay decisiones que
tienen efectos contrapuestos, lo que no impide tener que tomarlas tras un
proceso de discernimiento en el que las dudas tienen frecuentemente más
presencia que las certezas.
Sin dar más espacio a los preámbulos y sin más demora les
comunico que mi estancia en el Perú toca a su fin. Llegué el 13 de Octubre de
2000 y me iré en Diciembre de 2016. En principio, y así se lo comuniqué el 10
de enero del presente año al obispo de Cajamarca, tenía pensado salir de
Celendín el 26 de diciembre. Tras consultarlo con gente amiga he decidido
adelantar la fecha para que haya un espacio de días que puedan aliviar el dolor
de la separación a gente con la que hay fuertes lazos de cariño y no perturbar
en exceso la celebración de Navidad. Es por ello que tengo programado salir de
Celendín el 15 de Diciembre y de Lima con dirección a España el domingo 18.
Nada fácil ha sido para mí tomar esta decisión, que me ha
llevado a vivir con dureza todo el año, al hacerlo en soledad. Para mis
adentros pensaba tras cada celebración: “Ultimo Niño de Pumarume, última Semana
Santa, último Pentecostés, última Virgen del Carmen…”. Entre Julio y Setiembre
aparecieron impulsos que me animaban a continuar un tiempito más, lo que dio
paso a un periodo de incertidumbre que producía malestar. Finalmente, el 28 de
Septiembre tomé la resolución ya expresada.
Les confieso que están siendo fechas de poco dormir y mucho
llorar. Agradezco a las personas que están siendo para mí apoyo y consuelo y me
transmiten ánimo y reconfortante cariño. Sin duda esta separación es mucho más
dura que la que viví cuando vine para acá. Entonces sabía que al menos cada dos
años me reencontraría con familia y amigos. Ahora no será igual.
Habrá momentos para recapitular lo vivido. Ahora sólo pretendo
dar a conocer mi decisión y expresarles mi más profundo agradecimiento por tanta vida
compartida, imantada en algunos casos, con presencias y experiencias que han
marcado fuertemente mi vida y jamás olvidaré, pues están grabadas con el fuego
del amor en mi corazón.
Antonio
Sáenz Blanco